Crecer como testigo de Jehová
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Historia de vida #58 Caí entrampado buscando amor

NO ME MUEVE MI DIOS PARA QUERERTE. EL CIELO QUE ME TIENES PROMETIDO, NI ME MUEVE EL INFIERNO TAN TEMIDO PARA DEJAR DE OFENDERTE. Oración católica.
Me llamo Manu. Soy de México. Crecí en un hogar católico. Criado por unos padres religiosos y muy mayores de edad, quienes me adoptaron a horas de nacido, pues mi madre fue violada y yo nací resultado de ese evento, a los 6 años me enteré de que era hijo adoptivo por parte de uno de mis hermanos de crianza. Esta noticia generó una hecatombe en mi vida, pues me sentí devastado, no le comenté a mis padres nada hasta los 12 años. En todo este tiempo fui creciendo con baja autoestima y depresión. Mis padres, personas ya mayores de edad me inculcaron con el modelo tradicional. Modelo de poca estimulación emocional. Algo en que sí se empeñaron fue en inculcarme la fe católica, pues a la edad de tres años ya era capaz de rezar el Rosario en grupo ataviado de varios rezos en latín y castellano. Por todo ello siempre tuve una tendencia a lo espiritual.

Por tantos conflictos emocionales y la búsqueda de línea espiritual, a los 13 años decidí ir más de lleno a las actividades religiosas católicas. Fui catequista de niños para realizar los sacramentos de confirmación y comunión. Incursioné en el coro de la Iglesia. Y me incorporé al camino Neocatecumenal (un tanto sectario como los testigos de Jehová), ahí reforzaron la idea de un Dios que castiga. A Dios le vi con mucho miedo y en el camino Neocatecumenal fui víctima de acoso y rechazo. En medio de ello me sentí violentado. Por ese tiempo unos misioneros apologéticos de la Iglesia católica visitaron mi parroquia y nos trajeron material para dialogar con los “hermanos separados”. Me sentía con la necesidad de defender la Iglesia.

Al sentirme en ferviente celo por defender mi Iglesia quise conversar con los protestantes. Un sábado del mes de abril del año 2003. Un grupo de testigos de Jehová visitaron mi hogar, les hice pasar para demostrarles que estaban en un error. Y decidí emprender un debate con ellos. Pero ellos contestaron a las preguntas que les hice. Y me mostraron en mi Biblia muchos de sus argumentos. Pero más que los fundamentos teológicos me llamaron la atención sus revistas eran coloridas y trataban temas de actualidad. A diferencia de la medieval liturgia breviario y catecismo católico del siglo del caldo. Pese a diferir en algunas ideas con los testigos, me dio curiosidad su religión y el 16 de mayo de 2003 fui a escondidas a una de sus reuniones. Me llamó la atención lo diferente que era de la misa católica. Y pese a mis dudas acepté un estudio bíblico. Claro a escondidas de mis padres.

Para ese tiempo ya tenía 16 años de edad. Ya era un adolescente. Al tener poca orientación por parte de mi familia sobre temas de sexualidad y poco apoyo emocional y rechazo por parte de algunas personas de la iglesia católica, me sentía con la necesidad de pertenencia grupal y necesidad de huir de una realidad (mi identidad homosexual). Al ir teniendo mi estudio con los testigos le conté a un anciano sobre mis dudas y me dijo que podía sanar mi homosexualidad. Bueno me dijo “estás confundido, no se te nota mucho y verás que te casarás y yo te daré el discurso”. Me imprimió información de la Atalaya y me la dio para leerla. Con él era el primero en compartir mis dudas sobre mi identidad sexual.

Como era hábil en mi estudio del folleto “exige” y estaba contento con las reuniones en septiembre de 2003 decidí dejar la Iglesia católica. Mis padres y el grupo de la Iglesia descubrieron que estaba asistiendo a escondidas a reuniones de testigos de Jehová. Los problemas iniciaron. Yo me aferré a los testigos y renuncie a la Iglesia. Se dio un cisma importante con mi familia. Ya no cumpleaños, ya no navidad, ya nada de eventos familiares. Destruí mis artículos católicos y mis fotos de la infancia en festejos de cumpleaños. Mi familia entró en caos. Yo para ese tiempo me aferré más a los testigos, pronto fui nombrado publicador y me bauticé como testigo de Jehová. Los “privilegios” vinieron enseguida. Precursor auxiliar, regular , ministerial. Conductor del estudio de libro entre muchos más. Fui como un trofeo para los testigos de Jehová de mi pueblo. Me sentía apreciado. Pero al mismo tiempo con culpa por practicar la masturbación y seguir con mis sentimientos homosexuales.

Me volví legalista y fanático. Yo estaba seguro de tener la verdad, así que despreciaba a los expulsados. Y me escandalizaba de los homosexuales. Seguía con muchos conflictos emocionales y bueno llegó el momento de decidir qué hacer con mi vida laboral. Los testigos querían que optara por un oficio. Pero eso no era mi vocación. Cuando comuniqué la idea de ir a la universidad se molestaron y trataron de disuadirme. Pero yo me aferré y opté por formarme como terapeuta clínico. Eso les enfadó y noté cambios de algunos en el trato hacia mí. En el transcurso de mi formación profesional me sentía muy conflictuado por mis sentimientos homosexuales, pues para la psicología son normales y para esta religión son inmorales. Me mudé del pueblo a la ciudad capital y cambie de congregación. Dejé el precursorado regular y mi “privilegio” de siervo ministerial. Seguí como publicador y estuve en varias congregaciones.
En el 2011 me mudé a una congregación llamada Agua Clara y ahí conocí a un joven testigo del que me enamoré. Fue la experiencia más cercana al amor que había tenido. Al inicio todo era pasar tardes y mañanas en el ministerio. Y poco a poco empezamos a llevar doble vida, pues ambos no conocíamos el mundo. Antros, cervezas y tables dance fueron los lugares que visitamos. El se dio cuenta de mis sentimientos pero no me dijo nada. Yo en mi interior con la culpa de todo lo que estábamos viviendo. Decidí irme de esa Congregación y alejarme de él en el 2012. Para olvidarlo me involucré con un taxista y después de permanecer fiel a mis principios tuve relaciones sexuales. Informé al Comité judicial donde me preguntaron muchas cosas con cierto morbo. Veía yo desde afuera cuando estaban deliberado el veredicto cómo los ancianos se reían. Tras 2 horas de estar esperando me informaron que estaba expulsado. Me sentí solo. Sin familia y sin los testigos. Decidí ir cuando leyeron mi anuncio y salí del salón.

Decidí regresar. Estar expulsado es bastante duro, pues tus anteriores hermanos no pueden hablarte. En el transcurso de mi readmisión fui humillado por los ancianos. Víctima de homofobia. Aunque después de año y medio fui readmitido no sentí alegría, pues ya no era el mismo. Ya no estaba de acuerdo en todos los postulados religiosos de este grupo. Para este tiempo yo había acudido a psicoterapia. Había leído varios artículos sobre el abuso espiritual de la religión. También investigaciones serias de la homosexualidad. Los libros crisis de conciencia de Raymond Franz y autoliberación de Antoni de Mello me dieron la pauta para vivir una espiritualidad más auténtica. Así que decidí alejarme de la congregación quedando como inactivo.
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EN UNA NOCHE OSCURA. OH NOCHE AMABLE MAS QUE EL ALBORADA. AL CAER DE LA TARDE SE NOS EXAMINARÁ CON AMOR. Mirando atrás puedo decir que viví crisis espiritual y que no ha sido fácil reacomodar las vivencias. Hoy sigo teniendo un concepto de Dios pero ya más libre. Me siento aceptado, me amo como homosexual. Soy un hombre que gusta de la fe pero acompañada de la razón y la ciencia. Hoy pienso por mí mismo. Trato de buscar objetividad. No todo lo vivido en los testigos fue malo. Pero al final ya no era sano continuar en un entorno rígido, pues cuando más necesité el apoyo de ellos no estuvo. Más sentí el amor de un obispo mormón y el de los mormones. También de un sacerdote católico. El me dijo “Dios te ama siendo gay, ten una pareja estable y vive en el amor”. Esas palabras nunca las oí de los líderes testigos de Jehová. Respecto a la homosexualidad sí considero que debe vivirse con valores. Tampoco estoy a favor de la promiscuidad pues uno debe estabilizarse y respetarse a sí mismo. Desafortunadamente por algunas acciones de ciertas personas gay nos tildan a todos con calificativos peyorativos. Hoy soy libre. Les recomiendo a las personas que han sido dañadas por la religión que busquen apoyo psicológico. Quien es gay, bisexual, lesbiana, etc. le digo vales mucho. Respétate y dignifícate. A los testigos les digo: crezcan en el amor. Dejen el legalismo. Piensen por sí mismos y sean realmente libres. Con gusto les comparto algunas reflexiones para beneficio de quienes están en búsqueda.
Con respeto Manu.
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