Hasta hace muy poco tiempo pensaba que solo mi mejor amigo y yo vivíamos como un disco rayado recordando la triste historia de haber nacido dentro de los testigos de Jehová y leyendo sobre sus nuevas actualizaciones para saber con que ensarta de cosas nos saldría nuestra familia tras cada nueva asamblea ya que viven siempre cerca y aun son amigos, un día le dije ¿no crees que estamos dedicándole tiempo innecesario a esto? El me respondió ¿crees que solo somos tú y yo en esto? hay miles de personas que decidieron irse y nunca más volver y comparten sus anécdotas, me despertó el interés y me di cuenta que por más que todos dimos la vuelta, a cada persona le quedó una marca indeleble de haber pertenecido a la organización. Fue muy duro para mi a través de mi niñez soportar todo el daño psicológico que causaron esos amiguitos de mi mamá, siempre se encargaban de restregarme en la cara que mi madre había sido un ejemplo de vida siendo una precursora especial durante su juventud y continuando como precursora regular pese a ser una mujer separada, era claro que desde que tengo uso de razón habían cosas que me parecían poco lógicas, una de esas cosas era el ver de menos a los demás, me costaba asimilar la palabra inicuo para los niños y sus padres con los que yo me llevaba muy bien, realmente no veía la diferencia entre ellos y yo y mucho menos entre los jóvenes de mi congregación; nunca me agradó la expulsión y siempre les sonreí a los expulsados (reí un poco con el recuerdo), me sentaron tantas veces por mis amistades mundanas y mi actitud a los expulsados, me quejaba con mi madre de cuanta cosa me decían en esas sentadas que me daban los ancianos y siervos ministeriales y ella simplemente decía que yo me las ganaba todas esas cosas que ellos me decían… no sé si era mi ego defender a esos niños y niñas que ahora con mucho orgullo digo son mis grandes amigos o realmente yo me lo busqué que por ir en contra de las reglas, me repetían una y otra vez que mi fracaso yo me lo estaba labrando, caí en depresión cuando tenia 12 años que era el año 1994 y coincidía con la separación de mis padres, mi madre jamás entendió que lo que me dolía era su falta de atención a mis quejas de los constantes ataques que recibía y que me dijera una y otra vez que eran personas asignadas por el espíritu santo para guiarnos por el buen camino “pastores del rebaño”, los domingos era lo que menos deseaba que llegara pues me asignaban con esos “hermanos” para estar oyendo sus criticas por tres horas durante la predicación de casa en casa (amaba que las personas nos escucharan por una hora o mas) así disminuía el tiempo de agresión verbal, al final aprendí a no decir nada en mi hogar por que era en vano, y sobre todo tenia la presión encima que tenia que bautizarme, pues me leyeron una serie de advertencias antes de darme el paso al bautismo y que lo estaban haciendo por que mi madre no se merecía un hijo como yo, ¿un hijo como yo? Me llevó años entender que el normal era yo y los que estaban fuera de contexto eran ellos incluida mi madre que su deber era defenderme, no dejarme a merced de esos lobos que me llevaron a perder mi autoestima e intentar quitarme la vida por lo miserable que me hicieron la niñez, decían que por provenir de una familia monoparental debía aprender un oficio lo más pronto posible y dedicarme a trabajar (no estudiar), a esa época no había llegado la directriz de no tener estudios superiores, recuerdo que en 1996 me dijeron: te das cuenta debes trabajar y mantener a tu madre al final ni universidad tendrás a esa fecha aun tenia 16 años, al caer en depresión profunda que después ya con 20 años por mis medios pude obtener un diagnóstico de un psiquiatra y lo catalogo como “Distimia” (tristeza profunda crónica) y al comentar mi padecimiento a los ancianos ellos me sentaron y me dijeron a esa tristeza se le llama “pecados ocultos” es hora de que te sinceres y confieses todo lo que te tiene así, debes recibir disciplina, Jehová te esta dando esta bella oportunidad de que sanes tu corazón agarre fuerzas de flaqueza y me defendí de todas las acusaciones falsas que me hicieron gritándoles cuanto quise. Cambié de congregación y así anduve como judío errante sin congregación fija, a los 22 años ya cansado caí en lo que ellos le llaman desánimo, a partir de ahí no me reuní hasta que entré en crisis de conciencia en 2008 año en el cual salí expulsado, mis amigos los que siempre defendí por los cuales en la congregación recibí tanto pero tanto maltrato psicológico fueron los que me acogieron en el nuevo inicio de mi vida, han pasado ya unos cuantos años aun mi familia y esos hermanos de congregación de mi madre creen que tienen la razón que me perdí en el mundo y que el diablo me ganó, no es falta de amor hacia mi madre no es una mala persona ni un monstruo, solo que ella ha elegido rodearse de esas personas que aun le hacen sentir que yo soy una persona destinada a la destrucción y que se conforme que ella intento enseñarme “la verdad”, si me enseñaron a ser fuerte, casi lograron extinguir mi esencia pero la recuperé, no les tengo odio ni rencor por que se que son seres humanos manipulados por la organización que un día controló mi mente, todos son en la actualidad personas mayores de 60 años y otros ya están muertos. Sexualmente no fui atacado, pero pienso en esos niños y niñas que sí lo han sido y me parte el corazón y no me imagino el costo que implica para ellos seguir viviendo pues ni los millones de $$ que les paguen podrán cubrir el dolor más grande que llevan en el corazón que más de alguno sabía incluyendo su propia familia lo que les estaba pasando y como en mi caso no hubo nadie que me defendiera por que es Jehová = (cuerpo de ancianos y cuerpo gobernante) que se encarga de que todo quede en total impunidad.