Esta batalla no ha sido fácil. Consideraba que al final tendría una oportunidad de salir victorioso. Ahora, haciendo el resumen de 4 años de pequeñas luchas te puedo confesar que la batalla está perdida. Y lamento reconocer que es la Watchtower quien está ganando. Me rindo. Hace 4 años desperté de un sueño profundo en el que estuve dormido por gran parte de mi vida. La conexión a internet me hizo ver en la mentira en que vivía; todo mi mundo se vino abajo en pocos meses. Pero tenía a mi compañera de vida conmigo, a quien prometí amar y con quien he compartido tantas cosas de mi vida. No podía dejarla sin saber lo que había aprendido: los abusos, las mentiras, la falta de amor que, haciendo recapitulación de mis recuerdos, siempre vi, pero pasé por alto. Y ahora en la red encontraba a personas con las mismas experiencias. No pude contenerlo y se lo platiqué.
Su respuesta no fue lo que yo esperaba. Me pidió que orara más, que buscara consejo con los ancianos, que dejara de hablarle de lo que aprendía. Tuve que parar, tuve que contener mis palabras; al hablar del tema solo repite cosas que yo mismo he escuchado tantas veces y que tantas veces repetí. En ese momento me siento el hombre más solitario del mundo. Es hablar con una pared. En este punto se me han terminado las palabras. No puedo convencerla de que me fui de la organización porque descubrí que era mentira y no porque Satanás me atrapó; yo sigo siendo yo, la persona con quien ella se casó, solo que sin pretensiones, sin máscaras. A veces creo que ella despertará un día ya sin la Watchtower controlando su mente, pero sé que no sucederá, al menos no antes de que me vaya. Pero la sigo amando. Considero seriamente en convertirme en un robot, actuar como un robot, pensar como un robot, y seguir la corriente. Después de todo, lo que siento por mi esposa es mayor que todo lo demás.
Me imagino a la orquesta que tocaba justo antes de que se hundiera el Titanic. Solo puedo ver que este barco se hunde y aguantar, aunque podría saltar al mar y terminar mi última función. Pero luego recuerdo el tiempo que tardamos en ser adoctrinados y que quitar eso de la mente tarda mucho tiempo. Eso es lo único que me mantiene tocando el violín.