Una reflexión de Dave Brown, un ex testigo que trabajó en Betel de Brooklyn y luego pasó por varias denominaciones cristianas y por la iglesia católica, y me recuerda que todos los homofobos pueden cambiar, muchos lo son porque son homosexuales ellos mismos: " A veces me pregunto si merezco celebrar el mes del orgullo Gay. Pasé los primeros 50 años de mi vida siendo un homofobo. Estaba en contra de los derechos gays. Eliminaba amigos del FB en cuanto me enteraba que eran gays o apoyaban a los gays. Pero así, cuando era honesto conmigo mismo (que no era frecuente) sabía que soy gay. Mientras, buscaba ser redimido de lo que creía era mi deseo enfermizo en religiones cada vez más y más estrictas; me fui llevando a descubrir lo que podría significar ser Gay: pasando por salir a un bar Gay de vez en cuando, pasar una velada viendo alguna película de "osos" (hombres peludos), hojeando literatura Gay en alguna librería y descubriendo, pero no siendo parte frecuentemente de las expresiones más sórdidas del ambiente, siempre tuve mucho miedo de ligar. Por supuesto, esto significaba ir cada semana con el padre a confesarme y le decía: "padre, sufro de atracción por hombres". Esta desconexion con la realidad tuvo efecto en mí: sufrí depresión, gané mucho peso, me distancie de amigos y familiares. Mi epifania vino en el verano de 2012 mientras visitaba Phoenix. Recuerdo el momento exacto en el que me dije a mí mismo: "me gustan los hombres, no "sufro" de una atracción, es parte de quien soy, y me siento feliz de ser quien soy". Empecé terapia (irónicamente con un sacerdote que me recomendó salir del closet), y empecé mi salida del closet en enero del 2013. No fue fácil, pero puedo mirar hacia atrás y ver que valió la pena. Soy gay. Estoy orgulloso (y humilde considerando mi viaje) de decirlo. No sé porqué soy gay. Pude haber nacido así o son múltiples factores, me vale madres. Este soy yo y me siento feliz y privilegiado de ser parte de la comunidad LGBTI."