Todos sabemos que dentro de los testigos es muy difícil encontrar una relación de noviazgo. Si usted se hace de un novio no testigo, sabe que va a tener graves problemas dentro de la secta y será señalado como desobediente y rebelde, en cualquiera de los dos casos sea que se consiga un novio dentro o fuera tendrá a todos vigilándolo, chismeando, opinando y entrometiéndose en su vida. Además la sociedad yendo contra todo lo que es natural en el ser humano y restringiendo al máximo la capacidad de decidir por sí mismo a sus miembros, en sus publicaciones no aconseja casarse, que va a haber “tribulación en la carne”, que es mejor permanecer soltero para Jehová y dejar ese detallito para “El Nuevo Mundo”. Bueno, como yo me conocía bien la cantaleta de la soltería, me dije, si me consigo un novio dentro de las reglas de la sociedad, no deberían poner problemas. Como en las congregaciones los candidatos escasean y en eso todas las mujeres solteras de las congregaciones están de acuerdo, busqué una página en internet de testigos y había una donde todos son testigos. Así es que pronto pude enganchar con un hermano de otro país, con un excelente historial como testigo. O sea bien fanático. Después de un par de meses de estar en comunicación, decidió viajar para conocernos. Yo no estaba de acuerdo que él dijera que nos habíamos conocido virtualmente, pero como él quería hacer todo de acuerdo a las reglas de la Sociedad, no me quedó otra que aceptar que él dijera la verdad, después de todo él era el cabeza y yo no quería dar la impresión de ser “rebelde” para no espantarlo. Primero, tuve que pasar un escrutinio de preguntas, empezando por decir cuántas horas yo predicaba al mes. Luego él pidió antecedentes de mi persona a diferentes ancianos de las congregaciones donde yo había estado. Afortunadamente yo tenía un excelente registro como hermana dedicada. Una vez cumplidos los requisitos (menos mal que no pidió certificado de virginidad), él consideró que yo era “su complemento” y viajó con carta de recomendación de los ancianos de su congregación en la mano para entregarla en la congregación donde yo me reunía con la intención de formalizar un matrimonio en un plazo de 6 meses, tal como dicta la Sociedad. Compramos las argollas de matrimonio en oro y ya todo estaba casi listo. Yo con nada de estas formalidades estaba de acuerdo, excepto con lo de los anillos, jeje. Había un programa de 5 días, porque él venía por una semana por motivos del trabajo mío y del trabajo de él. Y él fiel a lo que dicta la sociedad, no podíamos estar solos. Así es que se elaboró un programa de actividades donde cada día de la semana íbamos a estar acompañados de alguna hermanita chismosa de la congregación. Qué fastidio! Pensé yo, no íbamos a tener la oportunidad de estar a solas para conversar y conocernos mejor. Y comenzó el calvario. Cómo yo no tenía carro, le pedí a una hermana con la cual éramos más amigas me llevara al aeropuerto a encontrarlo, por supuesto yo pagué el costo de la gasolina. El vuelo llegaba a las 2 am. Cuando llegué a casa de la hermana, ¡Ya habían 5 hermanas más de acompañante!, metiches que yo nunca había tenido de amistad, ni siquiera cercanas!!! Los ancianos de la congregación habían decidido eso. Por supuesto yo no pude mostrar malestar, no era el momento ni las circunstancias para decirles: ¿Y usted qué hace aquí?. Comenzando por ahí me la tuve que tragar. Cuando lo vi llegar inmediatamente hicimos “Click” y él y yo sentimos que éramos el uno para el otro. Había química. Luego pasamos a servirnos algo en un restaurante y él como todo un caballero pagó la cuenta de todas la “hermanitas” que nos acompañaban, que para mí estaban de sobra. Es decir, éramos 7 personas. Yo estaba más que molesta por estos invitados que llegaron sin aviso. Llegó el primer día de reunión, ya los ancianos estaban avisados y tenían programado un encuentro primero con él y luego conmigo, o sea una sentada de sillas en redondo al finalizar la reunión. El primero en “comparecer” fue él. Entregó la carta que traía a los ancianos que eran en total 5 y 1 intérprete en inglés para traducir, la conversación fue larga. Cuando regresó donde yo estaba sentada, él temblaba como una hoja en otoño. Me pareció extraño. Después me tocó el turno a mí y aquí vino lo bueno. Yo con nada de este circo estaba de acuerdo, pero me tuve que “sujetar” a mi futuro cabeza y seguir el show. Porque si las cosas se hubieran hecho a mi modo, nada de esto hubiera sucedido. Pero por supuesto, dentro de la congregación de los testigos de Jehová, la inteligencia de una mujer no cuenta, aunque ella sea la que piense mejor las cosas. Porque ya me decía esto que no era el procedimiento normal de cómo una pareja debe decidir su futuro. Cuando yo tomé asiento me leyeron la carta que él había traído de los ancianos de su congregación con la ayuda del intérprete. No decía nada bueno, que era cerrado y rígido en sus decisiones, que había servido de anciano por 8 años pero le habían retirado los privilegios (no decía la razón); que una vez unas hermanas se habían quejado de él en el servicio del campo de cómo dirigía el grupo, que ellos pensaban que no estaba preparado para el matrimonio, que el problema de la diferencia de idioma entre él y yo iba a causar dificultades, etc. etc. A continuación me pusieron objeciones de la forma que nos habíamos conocido y bueno, todo era negativo. O sea, si te consigues un noviazgo fuera de la Organización está mal visto y si lo consigues dentro igual y por internet!…ya eso era un escándalo. Como yo tenía un trabajo seglar con un puesto de importancia y se daban cuenta que tengo una educación o cultura superior al común de los testigos, se fueron con cuidado y aquí fue donde les lancé toda mi artillería. Pero hermana, me dijeron: “¿Cómo no lo conoció de manera formal? o sea como sucede normalmente en una sociedad o que una hermana le presente un hermano o dentro de una congregación, etc. esa es la manera ideal.” Yo les respondí: “Mire, si lo ideal fuera lo que ustedes me dicen, dentro de las congregaciones no habrían adulterios, no habría fornicación, no habrían divorcios, no habrían expulsiones, no habrían comités judiciales…esas cosas no existirían. ¿Me puede decir hermano qué es lo ideal?, ya sea la distancia o así sea el vecino de toda una vida, no garantiza el éxito de un matrimonio. El resultado es lo mismo.” Ellos: “¿Y qué opina de lo que dice la carta?”. Mi respuesta: “Desde mi punto de vista no encuentro nada anormal que no sea el proceder de toda persona. No hay nada grave ahí. Y en cuanto a que se le retiraron los privilegios, yo cuento desde que lo conozco hacia adelante y me ha dado muestras de una persona honesta. El pasado es pasado”. Ellos: “Pero hermana, ahora que estamos en el tiempo del fin y piensa en casarse”. Mi respuesta: “Aquí todos ustedes son casados, incluso algunos divorciados y vueltos a casar, ¿Cuál es el problema conmigo?. Por último, él está dentro de la organización y yo también, ambos somos testigos, así es que cumplimos con todos los requisitos.” Silencio absoluto. No tuvieron más argumentos. Todo esto fue para mí algo sumamente desagradable. Del país que yo vengo es una intromisión en la vida personal y violación a la privacidad. Yo NO nací en un hogar testigo de Jehová como para aceptar esto como algo normal. Creo que esto fue la gota que me colmó el vaso y de ahí en adelante cambió algo dentro de mí con respecto a lo que yo creía era la religión verdadera. En una religión donde los límites entre tu vida personal y lo que debe ser el culto religioso están difusos y donde altera tu forma de vida, no me refiero a moldear, sino a alterar, son cosas distintas, una alteración es algo anormal. Es aquí donde comenzó un proceso de rechazo dentro de mí porque simplemente no va con el sentido común. Traté de explicarle mi punto de vista a “mi novio”, él no tenía idea del contenido de la carta y cuando se lo transmití, fue un golpe muy triste para él, no se esperaba que los ancianos de su congregación lo recomendaran tan, tan mal, enlodando su imagen ante mí y los ancianos de mi congregación, realmente estaba muy dolido. Le dolió en lo profundo. Apreció enormemente mi defensa a su persona, eso fue algo que lo siguió uniendo a mí por muchos meses después de su partida. Al regresar a su país, fue tanto el choque de su desilusión que hasta se cambió de domicilio y congregación, se fue lejos de dónde estaba. Hasta ese extremo. Pero aun así con el lavado de cerebro que lleva después de más de 35 años de estar dentro de la secta, siempre me insistía que había que perdonar a los ancianos y no juzgar sus decisiones. O sea, seguir soportando estoicamente todas las injusticias que te hagan y lo que se les venga en gana. Algo que yo no comparto en absoluto. Y de ahí vino el quiebre, yo dejé de ir a las reuniones, me hice inactiva y estoy aquí. No permito que nadie se meta en mi vida. Él sigue dentro de la Organización, esperando su Armagedón, fiel a un dios controlador, dominante, destructivo y manipulador. Atte. inactiva y exitosa