Hola por razones obvias no revelo mi identidad, pero quiero compartir mi historia de mi experiencia al ser testigo de Jehová. Te has preguntado …¿qué es ser una esposa de una persona que lleva la delantera en la congregación? Si preguntaras a cualquier mujer soltera de allí es un sueño que quisieran tener. De hecho una realidad que se vive dentro de los testigos es que hay mas mujeres solteras que hombres, por lo cual cuando un varón se interesa en una de estas es considerado un privilegio, más aun si este es siervo ministerial o anciano de congregación. Lo mio fue algo así... me crié como testigo de Jehová, soy la menor de 3 hermanos y es lo único que conocía, la forma de vida de esta religión. Mi mamá es una fervorosa creyente de la religión y me crió con ese mismo amor a la organización y agradecimiento hacia ella según "al sacarnos de la ignorancia" y "obscuridad". A la edad de 19 años jamás había tenido novio ni pretendiente alguno, entonces conocí a esta persona, siervo ministerial, que empezó a cortejarme. Nos hicimos novios al poco tiempo de conocerme y yo era la más feliz: estaba enamorada de una excelente persona que servía a Dios... ¿qué más podía pedir? Personas que él me presentaba decían maravillas de él, eso me hacía sentirme en confianza y contenta de mi decisión y más al saber que estaba haciendo "lo correcto". Nos casamos al año de ser novios, por la misma presión de no cometer inmoralidad antes del matrimonio... pero recuerdo que en una ocasión que estábamos besándonos, él me tocó de una manera que me habían dicho no era propia de un siervo de Jehová. El me dijo que no pasaba nada. Solo que no dijéramos. Esto me causo una confusión en mi cabeza. Si era siervo de Jehová ¿no deberia ser auténtico...? Me quedé callada por el miedo a lo que podría pasar y decidimos casarnos para no volver a caer. A los 20 años pasé a ser esposa de un siervo ministerial. Era una responsabilidad apoyarlo a "cuidar" su nombramiento, frase muy común entre ellos. Me fui a vivir con mis suegros y allí empezó mi calvario en el matrimonio y en la religión. Ellos son la familia típica que sirve "fiel" a Jehová a pesar de los años. Pero en casa eran unas viles víboras. Me contaban experiencias de robos, fraudes e inmoralidad de ancianos e incluso hermanos de circuito. Tantas cosas tan horribles que nunca había oído. Esto empezó a retumbar en mi mente y me empecé a cuestionar si ésta es realmente la verdad y a quién seguíamos: a Dios o al hombre. Pero aunado a esto el comportamiento de mi esposo me empezó a afectar. Siendo el siervo ministerial se esperaba que fuera ejemplo dentro de la congregación. Pero en casa era todo lo contrario: no era una persona responsable, y cuando no tenia trabajo argumentaba que ponía primero el reino que las cosas del mundo, por lo que esto ere elogiable entre los hermanos. Esto me dejaba a mí la carga, no solo de los dos, sino que en ocasiones hasta de su familia debido a que estaban acostumbrados a no ser responsables cada quien de su cosas y hacían que mi esposo se endeudara por ellos y yo ver la manera de salir adelante, ya que sin estudios superiores es un verdadero reto conseguir un empleo decente... me preguntaba … ¿por qué me tocó vivir esto a mí? Todas estas situaciones me fueron afectando en mi situación emocional. Estar con él se volvió una carga, ya que mi papel era apoyar solamente y no cuestionar. Pero ¿cómo no podía cuestionar, si todo estaba mal…? Empecé a ver la realidad: esto de la religión era solo para aparentar y pertenecer a algún sitio, para ellos como un club social, donde aparentaban medio cumplir, pero en la realidad no eran auténticos, de hecho jamás conocí a persona mas mentirosa que a mi esposo. Eran mentiras en todo ámbito de su vida, en el trabajo, con los hermanos y por supuesto conmigo. Empecé a darme cuenta que cosas que me había dicho que él hacía no habían sido ciertas. Mentía en sus informes de servicio reportando actividad que jamás hacia. Estas situaciones me hacían sentirme vacía y perdida. Además mi relación de pareja estaba por los suelos, ya que a diferencia del noviazgo que parecía ser una persona normal, en el ámbito sexual en el matrimonio fue diferente, ya que tenía que convencerlo para poder tener intimidad, porque según esto se sentía culpable al tener relaciones. Todo nuestra relación se tornó fría y sin sentido alguno. Pero algo que me causaba profunda repugnancia era que en ocasiones lo encontraba viendo pornografía, en las noches que pensaba que ya estaba dormida lo hacia. Esto me causaba asco de él, por que me hacía sentir sin valor alguno para él por tener que recurrir a eso en vez de conmigo, y más aun cuando en reuniones se hablaba del tema y el cínicamente comentaba como si fuera ejemplo. Le reclamaba cuando hacía esto y se prevenía diciendo que los ancianos ya sabían de la situación. Me sentía muerta en vida. No podía hacer o decir nada... incluso llegó a voltearme a mi familia y argumentaba que estaba mal emocionalmente para si yo hablaba algo de él no me creyeran y me tomaran a loca. De verdad era astuto y yo solo me sentía como dama de compañía, esposa de político que en cada reunión que tenia que poner una cara de que no pasaba nada cuando en realidad pasaba todo. Al sentirme así empecé una relación fuera del matrimonio. Solo nos mensajeábamos, nada físico, pero me hacía sentir un poco viva en medio de mi ritmo de vida, al tener a lado de mi cama a un mentiroso, hipócrita, mantenido e irresponsable. Al final se dio cuenta, mi mundo se vino abajo y las acusaciones con los ancianos no se hicieron esperar. Obviamente hablé todo lo que estaba pasando en mi vida pero lo que él estaba haciendo no era malo, la pecadora obviamente era yo. ¿Como podía señalarle sus faltas si yo andaba "mal"? ¡Nos separamos! Como mi relación nunca llegó a algo más (sexual) no nos podíamos divorciar. A él solo le decían que tenía qué cuidar más de mí para que no volviera a pasar. Me tenían vigilada y me hacían sentir culpable de lo que había pasado, ya no quería regresar con él, pero la culpa de hacer lo "correcto" podía más que todo. Decidimos regresar, lamentablemente, y solo regresé para que las cosas se pusieran peor de lo que ya estaban. Me sentía una hipócrita por estar con un mentiroso acompañándolo a dar discursos a las congregaciones y todo lo demás, siempre vigilándome para que no volviera a caer. Yo no entendía por qué dejaban que él siguiera con su “privilegio” a pesar de toda esta situación que había entre nosotros. Comencé a ver que esto no era de Dios, sino cosas de hombres. Empecé a investigar por mi cuenta a escondidas de todos para reafirmar el sistema que esta implementado para manejarte. Después de un año de haber regresado, decidí que tenía que dejarlo. Me daba miedo porque el separarte es una carga emocional muy grande, el qué dirán, mis amigos y mi familia. Pero llegué a un punto en que todo ese miedo lo dejé a un lado y tome la decisión. De hecho tome dos decisiones a la vez: dejar a mi esposo, y dejar la organización. Lo que hice fue ponerle un ultimátum, una mentira más y todo se iba a la basura. No tardé más de medio día en descubrirle la primer mentira. Ya estaba cansada de lidiar con sus mentiras e irresponsabilidades y le dije que se fuera que ya no podía mas. Los ancianos no tardaron en buscarme para que arregláramos las cosas pero no podía dar marcha atrás. Incluso el hermano de circuito nos visitó y le dije la clase de joyita que era esta persona y no supo qué decir, yo me valí del hecho que no me mantenía para poder separarme. No pudieron aconsejarnos porque él negaba todo y los hermanos no me creían: ¿cómo podía ser así un hermano tan ejemplar y amoroso con los hermanos? Solo le bastaba estar solo conmigo para que como perro se arrastrara a pedirme perdón por todo. Que nos fuéramos a otro estado para empezar de nuevo y yo "¡Que!?" "Jamás iría contigo a ningún lado, me da miedo al pensar en estar contigo a solas aquí, me iría contigo a un lado que no conozco ¿?". Dejé de asistir a las reuniones el día que lo dejé, y después de un tiempo conocí a alguien con quien empecé una relación. Pero todavía seguíamos casados y cuando se dieron cuenta nuevamente la persecución en la puerta de mi casa no se hacía esperar. Lo que tuve que hacer es decir que renunciaba y que me divorciaría. Obviamente para que accediera al divorcio tuve que decir que ya había cometido adulterio, aunque no era cierto. Solo así me pude liberar de él. Pero nuevamente los ancianos fueron a buscarme porque creyeron que lo que había dicho antes no era del corazón. No sé qué era lo que necesitaban oír para que lo tomaran en serio. Solo les dije que era verdad y jamás iría a un comité para que me humillaran. Que ellos eran dos y con eso era suficiente para que confirmaran lo que había dicho. Mi familia estaba destrozada, lo único que querían era que siguiera en la religión a pesar de lo que había vivido, ¡¡¡¿Cómo…?!!! No puedes olvidar tus experiencias, esta te marcan de por vida, ya sea para bien o para mal. En su momento lo lamenté mucho pero ahora lo agradezco, ya que sino hubiera pasado por todo esto jamás habría abierto los ojos. Esta persona sigue dentro, su manera de evadir sus problemas es andar de congregación en congregación. Viendo nuevas prospectas qué conquistar y buscando a una nueva cómplice de su farsa. Tiempo después me enteré que él no me había querido, solo buscaba a alguien "noble" a que lo ayudara a ser anciano. Solo fui utilizada para un plan, el cual no le funcionó. Llegué a reclamarle esto por teléfono, entendí que nunca me había escogido por mi persona sino por lo útil que le parecía. Si conocen a alguna testigo que tenga la mentalidad que yo tenía, favor de hacerla reaccionar. Ustedes no son bellas por lo "sumisas" que puedan llegar a ser, sino que valen como personas sea lo que sea en lo que crean. Lo principal es serte fiel a ti misma y si el lugar en donde estás no es el correcto es tiempo de volar. No es fácil tomar la decisión, más cuando toda tu vida ha girado en torno a la religión. Pierdes amigos y familia, pero no estás solo. Actualmente estoy viviendo una situación difícil ya que tengo un bebé y me separé de mi pareja por otras circunstancias. Para tener apoyo de mi familia tengo que hacer el teatro de ir a las reuniones con mi hijo, un calvario y sufrimiento pero necesito tolerar esto por un tiempo para poder recibir de su apoyo, aunque sé que es temporal, ya que el día en que se enteren que realmente no volveré a la organización los perderé nuevamente. Estoy yendo a tratamiento psicológico para poder librarme de esta programación que tengo. No será fácil pero sé que lo lograré. No dejen que ciertas carencias en su vida hagan que quieran el famoso "regresar a Jehová", más bien identifiquen el verdadero problema y venzan el miedo a encontrarse a ustedes mismos. Quienes son realmente... Atte Dulce